DICTADOS
GES2 CASTELLANO 3
Calamares
gigantes
1-Desde
hace miles de años han existido leyendas sobre monstruos marinos. La mayoría de
estas historias eran invenciones de los hombres del mar para asustar a la gente
o para mantener en secreto las rutas comerciales valiosas. Pero hoy podemos afirmar
casi con seguridad, que algunas de esas fantásticas historias podrían estar
basadas en encuentros reales de animales marinos hasta hace pocos años
desconocidos para la ciencia. Ya Homero, en “La Odisea”, nos cuenta cómo Ulises
se tiene que enfrentar a una criatura perversa llamada “Escila”, con doce
piernas deformes que son como tentáculos.
2- Perseo,
personaje mitológico griego, también hace su descripción de “Medusa”, como un
monstruo femenino, al que le salen muchas serpientes de la cabeza, con unos
ojos de un poder terrible, que quien los mira se queda petrificado. El monstruo
marino más temible de las leyendas escandinavas es el “kraken”. Los hombres de
mar, al tocar puerto, contaban innumerables historias acerca de sus feroces
luchas con esos monstruos marinos. El 17 de noviembre de 1861, la tripulación del
barco de guerra francés "Alecton" tuvo un encuentro con un calamar
gigante frente a las costas de Tenerife en las Islas Canarias.
3- A
pesar de los esfuerzos de los marineros por izarlo a bordo, el ejemplar se
desgajó en dos partes y sólo pudieron conservar la increíble cola de unos 8
metros de longitud. Este acontecimiento inspiró a Julio Verne el episodio del
pulpo gigante que relata en su novela "20.000 leguas de viaje
submarino". Se cree que el calamar más grande jamás capturado, fue
atrapado en las costas de la Antártida en el año 2007.
4- Los
expertos congelaron el animal después de su captura preservándolo para su
estudio. Recientemente, el calamar gigante ha sido descongelado por los
biólogos para analizar sus características singulares: tiene ganchos en los
extremos de sus tentáculos y ojos tan grandes como platos soperos. Los
científicos creen que estos colosales animales pueden crecer hasta 14 metros
pero, debido a que estas criaturas viven a grandes profundidades, los
avistamientos son muy raros.
Dédalo y Ícaro
5- Hace
miles de años, el rey Minos reinaba en Creta, una bella isla del mar
Mediterráneo. Un día encargó a Dédalo, arquitecto e inventor, construir un
laberinto del que fuese imposible salir. Así lo hizo. En ese laberinto vivió
hasta su muerte un monstruo llamado Minotauro, mitad hombre mitad toro, que
devoraba seres humanos. Un día, el rey Minos se enfadó con Dédalo y mandó que
fuese encerrado en el laberinto junto con su hijo Ícaro. Sabiéndose perdidos e
incapaces de orientarse en los pasillos y galerías del laberinto, Dédalo
discurrió otro modo de salir de allí: saldrían volando. Dédalo construyó dos
pares de alas. Utilizando cera, pegó plumas a las alas y estas a sus hombros y
a los de su hijo.
6- Antes de emprender el vuelo, Dédalo advirtió a
Ícaro que no volase muy alto porque el sol derretiría la cera de sus alas y
caería. Comenzarona volar y a Ícaro le gustó tanto que, olvidando el consejo de
su padre, se elevó cada vez más. Su padre le llamó desesperadamente para que
descendiese pero Ícaro, entusiasmado, no le prestó atención. El sol era cada
vez más fuerte. Ícaro siguió ascendiendo. Sus alas comenzaban a derretirse. El
calor aumentaba cada vez más. Ícaro subió y subió y el sol fundió sus alas.
Entonces cayó al mar desde gran altura y se ahogó.
Galileo Galilei
7- Galileo
nació en 1.564 en la ciudad de Pisa, en Italia. Fue el mayor de siete hermanos.
Su padre, comerciante y músico, le enseñó a tocar el órgano y el laúd. Pero a
Galileo, aficionado a los trabajos manuales, le gustaba más construir
instrumentos musicales que tocarlos. Se educó en casa hasta los diez años, edad
a la que fue por primera vez a la escuela. Aprendió latín, griego, filosofía,
matemáticas y religión. A los diecisiete años comenzó a estudiar medicina por
influencia familiar. Tuvo la oportunidad de estudiar matemáticas con un gran profesor
y, le apasionaron tanto, que se dedicó a ellas abandonando los estudios de
medicina. Comenzó a hacer experimentos y cálculos matemáticos muy originales.
8- Un
día subió a la Torre de Pisa y desde allí dejó caer dos bolas de diferente peso
para demostrar que la velocidad con la que caían los objetos no dependía de su
peso. Sabía dibujar y realizaba representaciones muy precisas de la Luna. A los
46 años construyó el primer telescopio basándose en un catalejo que acababa de
ser diseñado en Holanda. Fue su invento más importante. Con él se podían ver
con detalle las montañas de la Luna, los satélites de Júpiter, los anillos de
Saturno y las estrellas de la Vía Láctea. Observando el cielo, Galileo
comprendió que la Tierra giraba alrededor del Sol y no al revés, como era la
creencia de la época. Por defender su teoría fue juzgado y obligado a renunciar
públicamente a su descubrimiento y a permanecer confinado en su casa durante
años. Al final de su vida Galileo se quedó ciego. Murió en 1.642 rodeado de sus
discípulos y amigos
9- Hemos
ido de excursión a un museo muy interesante. Fue un día muy divertido y
aprendimos mucho. El profesor de Conocimiento del Medio nos explicó lo que
íbamos a ver, nos organizó por grupos y nos dio un cuaderno y un bolígrafo para
tomar notas. A mí me pusieron con mi amiga Laura y con otros cuatro compañeros
más. La chica que explicaba tenía mucha paciencia, porque a veces le decíamos
cosas sin mucho sentido: ¿Cómo te llamas? ¿Cuántos años tienes? ¿Dónde vives? Y
siempre sonreía y seguía con la visita. Fue una bonita experiencia y me gustaría
saber, ¿cuándo haremos otra excursión?
10-
No sabía exactamente lo que pasó, pero no vio al muchacho cruzar ante sus ojos.
Ahora no podía quitárselo de la cabeza. Le dijeron que no era culpa suya, que
fue un accidente; le trajeron un psicólogo que le examinara; le administraron
una fuerte medicación... Todo dio igual. Las imágenes persistían en su cerebro:
nada más entrar al área de servicio un estallido de vidrios tras un golpe seco,
silencio unos segundos y de pronto el gentío arremolinándose histérico
alrededor del coche, alguien pidiendo un médico, una ambulancia, el susto, las
náuseas... Ahora, sentado en ese banco, a la sombra de un árbol minúsculo, en
su mínima parcelita de césped, pensaba cómo salir de aquel entuerto. Y allí
mismo encontró la solución. Nada más fácil. Ni más difícil. Se acercaría hasta
su casa, llamaría al timbre y se presentaría para hablar. Quizá mirándole de
nuevo a los ojos esa nueva imagen borrara la anterior. Quizá.
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